miércoles, 11 de junio de 2014

Murmullo

Soy solo un murmullo de esta sociedad
donde todos corren yo voy marcha atrás
busco en el recuerdo de la soledad
un solo momento para respirar
solo una caricia me ayudó a olvidar
solo una sonrisa y a despertar...
besos! recordaré los besos
sonrisas! acallarán momentos.





martes, 10 de junio de 2014

Crecer

El miedo, el amor, el cariño, la pasión... cuantos sentimientos se encierran en una sola persona mientras intentamos dominar nuestros propios demonios. Cuantas veces nos sentamos a escuchar una canción que describe a la perfección nuestro estado de ánimo como si fuera dirigida a nosotros... los recuerdos rotos, el amor pasado...
la servilleta que arrugamos nerviosamente mientras intentamos dominarnos o el color insensato que marca nuestras mejillas cuando menos queremos, demostrando que en el fondo todos somos humanos.
Pequeños organismos con sus propias preocupaciones que empiezan con los monstruos del armario y acaban con los de la memoria, monstruos todavía mas peligrosos que no desaparecen cuando enciendes la luz. ¿Quién no ha pasado alguna vez por ese momento en el que se siente incomprendido? Esa fase estúpida en la que sientes que estás solo y que todo lo que pasa por tu cabeza es único y especial. ¿Quién no ha deseado encontrar a alguien con el que ser tal cual? ¿Quién no ha soñado con esa persona que hace que cada molécula de tu cuerpo arda? ¿Quién no es humano?

De niños nos escondemos debajo de las sábanas creyéndolas barreras invencibles bajo las cuales nadie podrá jamas hacernos daño, ¿quién puede decir que no se le ha escapado un piececito y lo ha metido corriendo por miedo? es fantástico ver la inocencia de un niño que tapa su cabecita sabiéndose seguro bajo su guarida. Es triste darnos cuenta de la maldad que se forja con el paso de los años en esas caritas que cuando nacen te cogen el dedo tan solo pidiendo amor y protección. El otro día oí en las noticias una madre que intentó ahogar a su propio hijo tan solo porque le iba mal con su pareja. ¿Tanto hemos fallado? ¿Tan insensibilizada esta la raza humana? El paso del tiempo es un duro hormigón que nos crea duras barreras que difícilmente nadie logra pasar. ¿Que pasa con las niñas de ahora? ¿Ya no existe la comba o la conversación?

Recordar esos momentos que te cambian, esos actos diabólicos que justamente realizan las personas que debían protegerte es horrible. Cerrar los ojos e intentar borrarlos cada día es un tramo paso a paso. Una vez fuimos niños. ¿En que fallamos para cambiar tanto
?

lunes, 9 de junio de 2014

Huida

Agarro con fuerza la daga contra mi mano, la oprimo contra mi pecho y grito. Estoy furiosa. La noche parece oír mi dolor y el silencio lo envuelve todo. El recuerdo del momento en el que aquel monstruo atraviesa el pecho de Tamir cae sobre mi.Intento sofocar mi llanto pero el pecho me empieza a arder, las lágrimas contenidas pugnan por salir pero las encierro todavía mas adentro. No puedo permitírmelo. Intento recuperar unas fuerzas que ya no tengo me levanto. Estarán ya cerca por lo que, como un zombie comienzo a correr de nuevo forzando todos mis sentidos para esquivar todos los obstáculos que se presentan en mi camino y sin piedad rasgan mi piel. Cuando giro a la derecha me parece oír el sonido del agua y me dirijo hacia ella. Así lograre borrar mi rastro y escapar. Algo húmedo corre por mi brazo y me doy cuenta de que estoy herida. En mi huida del lugar ni siquiera me había dado cuenta. Me asombra que no me hayan atrapado aún. Estarán dándose un festín con Tamir. De nuevo las lágrimas vuelven nublándome la vista. Pierdo el pie. De repente ya no hay suelo bajo mis pies y caigo. Intento agarrarme a algo pero es imposible y cada vez estoy más dolorida. Algo golpea mi cabeza. Estoy tendida sobre un lecho de hojas húmedas, unas hojas tan cómodas...
Aún es de noche y me cuesta ver. Con los ojos entreabiertos intento levantarme agarrándome a una rama.  Tengo el cuerpo aterido e intento no pensar en el dolor que empieza a atravesarme. Empiezo a caminar de nuevo hacia hacia la fuente del sonido del agua intentando concentrarme en ello. Evito pensar en el tiempo que he perdido y por un momento la idea de que se han olvidado de mi me reconforta, pero no estoy segura por lo que debo seguir. Ya descansaré más tarde cuando esté a salvo, aunque después de lo que acabo de ver algo me hace pensar que eso jamás ocurrirá. A unos pocos metros de mi descubro un pequeño río de apenas medio metro de ancho que parece discurrir a gran velocidad por lo que decido que debo arriesgarme y cogiendo un trozo de rama que hay a mi lado me lanzo sin pensármelo dos veces, rezando por que sea lo suficientemente profundo como para que las rocas no me destrocen pero sabiendo que prefiero arriesgarme a eso antes que dejar que me devoren. Al instante el agua me envuelve y me cuesta respirar, me agarro con todas mis fuerzas al tronco e intento subir a la superficie moviendo con fuerza las piernas. Pero estoy demasiado cansada y me debato entre la consciencia y la inconsciencia. Finalmente lo logro y subo la mitad de mi cuerpo al tronco mientras dejo que el resto se meza con la fuerza del río. No se donde iré a parar pero rezo porque sea lejos, y cerrando los ojos me dejo llevar. Si voy a morir prefiero que sea dormida y si no es así me vendrá bien recuperar fuerzas.


El sol me despierta y abro los ojos. Aterida de frío miro a mi alrededor al percatarme de que no me muevo y me doy cuenta de que quede encallada en un saliente del río. Intento moverme pero me duelen todos los músculos y no me responden. Apoyo las manos en el tronco e intento acercarme al saliente, tras varios intentos lo consigo y sonrío . Poco a poco mis músculos empiezan a responder y tras llegar a la orilla me detengo a evaluar las heridas. Estoy completamente amoratada y una gran costra cubre mi brazo derecho. Rasgo un trozo de mi camiseta y tras mojarla intento limpiar la herida mientras el dolor hace que el trabajo sea todavía mas arduo. A medida que la sangre seca se despega me voy fijando que el color de mi piel en esa zona es ahora azulado y de nuevo la imagen de aquellos monstruos cadavéricos vuelve a mi. El aroma putrefacto que despedían y aquellos grandes colmillos quedaban eclipsados por ese tono azulado tan característico de los cadáveres y sin embargo aquellos rostros tan humanos parecían haber perdido toda la humanidad en el momento en que la sangre de mi amigo empezó a brotar. Sus ojos que hasta el momento parecían normales eran ahora rojos y sus bocas marcadas ahora por afilados dientes empezaron a desgarrarle mientras yo difícilmente lograba mantenerme en pie. Sin apenas esfuerzo le movían como una marioneta y sin darse cuenta de mi presencia se lo pasaban unos a otros para saborearlo. Era asqueroso. Intento no pensar en ello pero una arcada sube por mi garganta. Me levanto y empiezo a caminar siempre hacia el este, o eso creo. Tras lo que parece una eternidad llego a una carretera y empiezo a seguirla, ya que tarde o temprano llegaré a alguna zona habitada en la que puedan prestarme ayuda. Tras lo que parece una eternidad veo a lo lejos una camioneta estacionada en el arcén y corro hacia ella. Antes de llegar oigo unos sonidos extraño y después de lo ocurrido la precaución impera, por lo que introduciéndome de nuevo en el bosque me muevo por el hacia el vehículo. Me escondo a pocos metros del coche detrás de un gran roble. El sonido que antes me había parecido sospechoso es ahora mas claro y me parece reconocer una voz. Sin entender muy bien lo que ocurre empiezo a acercarme mas, pero de pronto una figura ensangrentada sale del coche y lo rodea hacia el asiento del copiloto. Me detengo en seco. Por un momento se me olvida respirar. De pronto unos ojos rojizos ahora conocidos para mi se giran y me ven. El miedo paraliza cada uno de mis músculos y intentando respirar me giro y salgo corriendo. Antes de que pueda llegar lejos una mano coge mi brazo herido y el dolor me atraviesa. La mano tira de mi y me gira. Sin pensarlo llevo mi mano al bolsillo de la sudadera donde guarde la daga y con todas mis fuerzas le ataco. La daga se hunde con fuerza en su cuello y tal como me había enseñado mi padre la giro para que la herida no se cierre. Pero después de lo que he visto se que esto no le detendrá por lo que saco de nuevo la daga y con la sangre goteando ahora por mi brazo y el dolor de la herida de nuevo en acción salgo corriendo. Debo encontrar la manera de escapar.